Una minicrisis diplomática que se pudo resolver

Por Inés Aizpún

Diario Libre

Una filtración a medios de comunicación canadienses, un whatsapp de madrugada “confirmando” en una nota una decisión que no se había tomado, una aclaración oficial por parte de Canadá que no llegaba, una reunión virtual informativa que adquirió una trascendencia que no tenía, sectores ultranacionalistas dispuestos a aprovechar el embrollo…

Una cadena de indiscreciones que provocaron una minicrisis diplomática entre dos países con excelentes relaciones comerciales y políticas, zanjada con un tuit del ministro de Asuntos Exteriores dominicano, Roberto Álvarez.

No; Canadá no abrirá una “oficina” en territorio dominicano para ayudar a la policía haitiana. Signifique lo que signifique “oficina” o “ayudar” en este complicado contexto.

Asamblea de la OEA

El ministro de Exteriores, Roberto Álvarez, viajó ayer a Washington para participar en la 53 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y coincidirá allí con su par canadiense, Mélanie Joly. Pese a que no hay todavía una confirmación oficial, existe la posibilidad de una reunión bilateral para revigorizar los lazos diplomáticos y reparar el encontronazo por la filtración a medios canadienses.

La desafortunada cadena de eventos comenzó por la filtración canadiense de una nota tras una reunión virtual que el mismo Álvarez califica de rutinaria: “La del 15 de junio fue una sesión adicional a las que ya han llevado a cabo Canadá, Estados Unidos, Caricom… desde hace un año, para tratar el tema de Haití. Son reuniones informativas, no son reuniones donde se discute y aprueba nada.”

«El Gobierno dominicano confirma que no ha discutido, acordado o concedido autorización alguna para la instalación en nuestro territorio de una oficina para coordinar apoyo a la policía nacional haitiana «

Si la nota de la delegación canadiense, fechada el 13 de junio, no se hubiera filtrado, la reunión hubiera pasado sin mayor trascendencia. Pero se distribuyó, intencionalmente o por error, causando una serie de reacciones con consecuencias políticas internas y para las  relaciones entre ambos países.

Después de esa reunión telemática de la ministra canadiense Melanie Joly con diplomáticos de una veintena de países, se informó que Canadá abriría una oficina en la capital dominicana para desde ahí asistir a la Policía Nacional de Haití. La participación dominicana en la reunión, combinada con la información desde Canadá sobre los planes con el cuerpo del orden haitiano, alimentaron la falsa creencia de que la República Dominicana había aceptado el plan canadiense. De inmediato se levantaron las voces de protesta de los ultranacionalistas y dirigentes políticos de la oposición ante lo que entendían era un error del gobierno del presidente Abinader.

La política dominicana sobre Haití ha estado matizada con demasiada frecuencia por las presiones de la minoría ultranacionalista, lo que ha generado problemas a la imagen nacional en el exterior y restado efectividad a un necesario protagonismo en tanto vecino único de la primera república negra del Nuevo Mundo. La insistente voz dominicana en auxilio de Haití había encontrado eco favorable en Canadá y un aliado que ha suplido la indiferencia norteamericana. La indiscreción de una fuente, inocente o no, enturbió un diálogo hasta ahora fructífero y unas relaciones multidimensionales en vigoroso crecimiento

¿Cuál era la intención?

Así, a la crisis con Canadá se unía el revuelo interno. ¿Cómo reaccionar sin empeorar las cosas con el país amigo? ¿Cómo desmentir sin hacer quedar mal a la ministra Joly? Se decidió dar la oportunidad a Ottawa de ofrecer la debida aclaración, que no terminaba de llegar. Ya el viernes, el canciller Álvarez tuiteó que “el Gobierno dominicano confirma que no ha discutido, acordado o concedido autorización alguna para la instalación en nuestro territorio de una oficina para coordinar apoyo a la Policía Nacional Haitiana, como indica una información de un medio canadiense”.

La filtración pudo ser una simple indiscreción, una movida política para sabotear la implicación de Canadá en la crisis haitiana o una manera expedita de forzar una necesaria aprobación dominicana a una idea que ya no será posible.

Cooperación constante

República Dominicana ofrece asistencia constante a los países vecinos en sus respectivas relaciones con Haití. Por ejemplo, el país ayudó a 7 diplomáticos de Bahamas destinados en Puerto Príncipe que habían sido amenazados por las bandas, enviando dos helicópteros para extraerlos. O sirve de puente de repostaje a aviones de diplomáticos , como el primer ministro de Jamaica en una reciente ocasión, en su ruta hacia Puerto Príncipe.

Canadá es principal socio minero de RD y un aliado político y socio comercial

Canadá considera a la República Dominicana un importante socio en la región del Caribe con el que   comparte un compromiso con la democracia y los mercados libres y tiene fuertes intereses comerciales en el país en materia de minería, (Barrick Pueblo Viejo, GoldQuest) finanzas, y manufactura considerándose el inversionista extranjero de mayor actividad en el país y uno de los principales emisores de turistas hacia la República Dominicana.En 2022, 715 mil turistas canadienses visitaron la República Dominicana y se espera que para el 2023 esa cifra sea superada hacia el millón de turistas. En el año 2021 el comercio entre ambos países ascendió a 529 millones de dólares; de los cuales 285.8 millones fueron mercancías importadas desde Canadá y 252.9 millones de dólares en exportaciones dominicanas hacia ese destino. La inversión de capital canadiense en el país ronda los mil millones de dólares. Los principales productos de exportación dominicanos hacia Canadá son el oro, conductores eléctricos, instrumentos de uso médico y calzados.

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