Una mirada retrospectiva a las elecciones municipales

Flavio Darío Espinal

No es posible predecir elecciones futuras a partir de los resultados de elecciones pasadas. No obstante, estos últimos pueden, al menos, arrojar luz para entender las fortalezas, las debilidades y los desafíos de los diferentes actores políticos frente a una nueva contienda electoral. Por eso, mirar los resultados de las elecciones municipales de 2020 puede resultar útil para entender el cuadro político previo a las elecciones municipales de 2024.

En el 2020, las elecciones municipales estaban pautadas para el 16 de febrero de ese año, pero tuvieron que celebrarse de manera extraordinaria el 15 de marzo debido a una inesperada suspensión de dichas elecciones por parte de la Junta Central Electoral (JCE), el mismo día de su realización, por el colapso, en algunas demarcaciones, del sistema de votación electrónico, evento que generó el movimiento de protesta social más fuerte que, en décadas, haya tenido lugar en la República Dominicana. Cuando una misión de especialistas de la Organización de los Estados Americanos (OEA) rindió su informe en el que señaló que los fallos del sistema fueron el resultado de imprevisiones técnicas y faltas de pruebas oportunas, una gran parte de la población, especialmente de las clases medias y altas, junto a los partidos de oposición habían ya atribuido al partido de gobierno la responsabilidad principal de lo que había ocurrido con el sistema de votación.

En esa singular coyuntura se dan las elecciones municipales, la primera vez que se implementó lo que dispone el artículo 209 de la Constitución que separa las elecciones municipales de las presidenciales y congresuales en un plazo de tres meses entre unas y otras. Lo primero a destacar es que, de un total de 7,487,040 votantes, sólo votaron en esas elecciones municipales 3,679,081, es decir, el 49.14% del electorado. Aunque el COVID-19 ya era un fenómeno global, todavía en la República Dominicana no se había declarado el estado de emergencia, por lo que no se puede atribuir a ese factor el bajo porcentaje de votación, sino más bien al poco interés que suelen generar las elecciones locales, tal como sucede en otros países.

Curiosamente, en términos de votación general la diferencia entre el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y aliados, por un lado, y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y aliados, por el otro, no fue tan significativa como pudiera esperarse dado el contexto en el que se celebraron esas elecciones. Los primeros obtuvieron un total de 1,505,554 votos (42.99%), mientras que los segundos obtuvieron 1,417,890 votos (40.49%). El gran impacto del triunfo del PRM se puso de manifiesto en el hecho de que este partido y sus aliados ganaron cuatro de los cinco municipios más grandes del país (Santo Domingo Este, Distrito Nacional, San Cristóbal y La Vega), en tanto el PLD y sus aliados sólo alcanzaron la victoria en uno de esos municipios (Santiago de los Caballeros).

El PLD ya había perdido la emblemática plaza del Distrito Nacional en el 2016 cuando David Collado ganó la alcaldía, pero el triunfo de este partido a nivel presidencial ese año fue tan contundente que la pérdida del Distrito Nacional pareció un hecho menor en ese momento, aunque en realidad no lo era. En Santo Domingo Este, el PRM llevó como candidato a un exmiembro del PLD y ganó esa plaza ampliamente con un 59.83%. Del mismo modo, el PRM y aliados ganaron ventajosamente el Distrito Nacional (57.46%) y La Vega (57.76%). En cambio, en San Cristóbal el margen del triunfo del PRM y aliados fue bien cerrado con un 43.24% contra un 41.89% del candidato del PLD y aliados. En Santiago de los Caballeros el candidato del PLD y aliados (el hoy candidato presidencial Abel Martínez) obtuvo el 49.62% contra el 38.38% del candidato del PRM y aliados.

De estos resultados surgen algunas interrogantes: ¿se repetirá la alta abstención electoral en las elecciones municipales? ¿Podrá el PRM consolidar y expandir su apoyo electoral municipal? ¿Tendrá algún impacto el hecho de que en esta ocasión no hay un movimiento social de protesta favorable al PRM y que los actores de la sociedad civil que respaldaron a este partido en las elecciones pasadas están prácticamente desarticulados? ¿Podrá el PLD movilizar a sus electores y aumentar su nivel de respaldo electoral? ¿Qué peso tendrá el hecho de que la Fuerza del Pueblo estará esta vez aliada al PLD en demarcaciones importantes como el Distrito Nacional y Santiago, entre muchas otras?

Resulta interesante también ver en qué medida los resultados de las elecciones municipales tendrán un impacto en las elecciones presidenciales. La vez pasada el PRM y aliados lograron aumentar en 649,312 votos sus resultados en las elecciones presidenciales con relación a las elecciones municipales. En cambio, el PLD y aliados sólo lograron 119,188 votos por encima de los que alcanzaron en las municipales, de ahí que la diferencia de votación entre estos dos partidos y sus respectivos aliados se acrecentara en las elecciones presidenciales a favor del PRM. No obstante, hay que notar que el total de votos alcanzados por el entonces candidato presidencial Luís Abinader junto a sus aliados (2,154,866 votos) apenas superó en 24,677 votos la votación que alcanzó el expresidente Hipólito Mejía en el 2012.

La gran diferencia en las elecciones presidenciales de 2020 estuvo en el hecho de que el candidato del PLD (Gonzalo Castillo) obtuvo 1,310,400 votos menos que los que alcanzó el expresidente Danilo Medina en el 2016. En gran medida esto se explica por las movilizaciones sociales que tuvieron lugar tras la suspensión de las elecciones municipales, la fatiga de una buena parte del electorado con un partido político que llevaba cuatro períodos consecutivos en el poder, la división partidaria y la pandemia del COVID-19 que impactó el ánimo de la gente y obligó a cambiar la fecha de las elecciones presidenciales. A esto hay que agregar que la participación electoral alcanzó un mínimo histórico de 55.29%, todo lo cual da lugar a las siguientes preguntas: ¿se repetirá la alta abstención electoral de 2020 o la votación volverá a situarse alrededor de 70%? ¿Qué diferencia puede hacer una cosa o la otra en los resultados electorales de cada polo electoral? ¿El cambio en el ambiente político será un factor relevante en el comportamiento del electorado?

Un elemento nuevo en la competencia electoral es el realineamiento de la Fuerza del Pueblo y su líder, el expresidente Leonel Fernández, en lo que respecta a sus alianzas electorales. Mientras en el 2020 este partido enfrentó al PLD, esta vez sus posibilidades electorales están estrechamente ligadas a su relación/alianza con este último con miras a una eventual segunda vuelta electoral, escenario al que apuestan los partidos de oposición. Por supuesto, está todavía por verse si las elecciones presidenciales serán una competencia abierta entre los diferentes candidatos presidenciales o si, en cambio, la oposición irá unificada desde la primera vuelta. Sin duda, lo que ocurra en las elecciones municipales será un factor de peso para fijar o redefinir estrategias de cara al siguiente ciclo electoral.

Está todavía por verse si las elecciones presidenciales serán una competencia abierta entre los diferentes candidatos presidenciales o si, en cambio, la oposición irá unificada desde la primera vuelta. Sin duda, lo que ocurra en las elecciones municipales será un factor de peso para fijar o redefinir estrategias de cara al siguiente ciclo electoral.

Diario Libre

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