El silencio de la sociedad civil

Yanessi Espinal

Santo Domingo, 4 enero – El denominado movimiento social y la sociedad civil organizada, en los últimos tiempos han logrado calar en los distintos países de la región y Europa por su labor de contrapeso al poder de turno para la rendición de cuentas. En el país, esa clase política no organizada en los partidos políticos, adquirió una gran relevancia en las críticas a los gobiernos del PLD y el desgaste que han tenido sus principales figuras ante los votantes.

Ese seguimiento jugó un papel estelar para las elecciones de 2020, pues sus acciones arrancaron en enero de 2017 con la Marcha Verde contra la impunidad y la corrupción, que logró movilizaciones imponentes durante ese año.

Los principales integrantes de esos grupos también jugaron un papel fundamental en el cuestionamiento a los órganos como la Cámara de Cuentas, la SCJ y otras instituciones judiciales y órganos de control del Estado.

Particularmente Participación Ciudadana jugó un papel de intenso activismo en las denuncias sobre los casos de corrupción en pasados gobiernos.

Sin embargo, la sociedad civil organizada en entidades como esa, las iglesias, especialmente la católica, así como los gremios empresariales, en lugar de seguir jugando el rol de contrapeso a los órganos de poder para la rendición de cuentas, ahora parecen aliados estratégicos del Gobierno.

En decisiones tan cuestionadas como la renegociación del contrato de Aerodom y escándalo por supuestos casos de corrupción, algunas se despachan con comunicados de alabanzas, unos piden reelección y otras optan por el silencio. Parece que en la sociedad civil también hay un proceso de reconfiguración como en los partidos.

El Caribe

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