Encorsetados por un obsoleto dogma educativo

Los funcionarios educativos pueden ser los culpables de este desacierto, pero despreciar la alternativa de la educación universitaria a distancia es una mayúscula miopía educativa.

Por Juan Llado

Los gobiernos a veces patrocinan obras que no se justifican. Un reciente ejemplo es el de las 7 nuevas extensiones de la UASD (Hato Mayor, Elias Pina, Neiba, Azua, Cotuí, Bani, Santiago Rodriguez) que se añadirán a las 14 existentes. Entronizando la educación presencial en la cercanía de su campus principal, el gobierno también ha prometido extensiones para Santo Domingo Norte y Este, además de que emprenderá obras complementarias para la extensión de San Francisco de Macorís. Los funcionarios educativos pueden ser los culpables de este desacierto, pero despreciar la alternativa de la educación universitaria a distancia es una mayúscula miopía educativa.

La educación a distancia se define principalmente porque el docente y el alumno no convergen físicamente. Usando varias herramientas tecnológicas, los alumnos pueden manejar su tiempo libremente y los docentes se comunican con ellos sin exigir presencialidad. La modalidad se presta para servir a poblaciones o sectores sociales que están limitados por su ubicación geográfica, la calidad de la docencia y el aprendizaje y el tiempo disponible”.  Últimamente, los cursos en línea han proliferado más que cualquier otro medio.  La educación en línea es aquella en la que “los docentes y estudiantes participan en un entorno digital a través de las nuevas tecnologías y de las redes de computadoras, haciendo uso intensivo de las facilidades que proporciona Internet y las tecnologías digitales. La literatura de la educación a distancia para cursos donde se usa correspondencia, vídeo, la transmisión por televisión y por satélite, no necesariamente describen el proceso incluido en los cursos en línea”.

Por el requisito del distanciamiento social, la educación a distancia ha sido el recurso obligado durante la pandemia. En 2020 se recurrió a ella en 26 de 29 paises latinoamericanos, con cuatro de ellos usando clases digitales en vivo.  “A pesar de que la educación en línea ha sido la estrategia de enseñanza preferida en América Latina y el Caribe durante la pandemia, una parte considerable de la población de la región cuenta con poco, o no cuenta con acceso a internet o a herramientas de aprendizaje digital. En consecuencia, las naciones han optado por otras formas de proporcionar recursos didácticos. Una solución ha sido la difusión de programas educativos a través de la televisión y la radio. En México, por ejemplo, se lanzó el programa «Aprende en Casa» al inicio del ciclo escolar 2020/2021 para transmitir contenidos educativos para cada nivel escolar a lo largo del día.”

En particular, la educación universitaria a distancia es una opción educativa de larga data. Wikipedia reporta su devenir histórico: “El concepto de universidad a distancia nació hacia mitad del siglo XX en varios países. En concreto, la Universidad de Sudáfrica la puso en marcha en 1946. Uno de los primeros países del continente americano en ponerlo en marcha fue México, que desarrolló su sistema universitario a distancia a partir de 1954. Reino Unido puso en marcha The Open University en 1969, de la que surgió en 1999 la OpenLearn y más adelante la Open2.net. Por su parte, España creó la UNED en 1973, en aplicación de la nueva Ley General de Educación. ​ Alemania creó la Universidad a Distancia de Hagen en 1974.”  Desde entonces esta modalidad educativa se ha expandido y son cientos las universidades que la ofrecen, además de que algunas de ellas no ofrecen educación presencial.

En otros paises los gobiernos revelan “su interés de continuar aumentando la matrícula pública por motivos políticos, pero a través de menos costos por alumnos. En la región se verifica claramente como la oferta de educación a distancia pública tiene costos por alumnos sensiblemente inferiores a la educación presencial, en un proceso que requiere aún de estudios comparativos sobre los niveles de los aprendizajes efectivos para verificar si hay caída de calidad o mayor eficiencia y productividad. A su vez, la oferta pública de educación a distancia a menores costos o casi gratuidad, tal como en México y Brasil, comienza a plantear nuevos ejes de competencia entre el sector público y privado en este mercado.”

En America Latina “el multimodalismo es la forma que están asumiendo en general las instituciones de educación superior en la región, y ello se constituye como los factores determinantes del aumento de la educación a distancia en la región.” “Hay un fuerte crecimiento de las oferta de educación a distancia por parte de grandes universidades públicas de la región, algunas de las cuales ya tenían algunas experiencias significativas de educación a distancia (UBA, UNAM), en tanto que muchas otras están ingresando a estos mercados. El aumento de la presencia de las universidades públicas tradicionalmente presenciales se constituye como uno de los grandes nuevos escenarios de la educación a distancia en varios países.” Un prometedor ángulo de esta modalidad educativa es que se presta para “mejorar los aprendizajes de los estudiantes a partir de la adopción de buenas prácticas por parte del docente”.

En nuestro pais la educación a distancia es de reciente aparición. El inicio fue la creación en 1972, cuando no existía el internet, de una entidad para impartir la educación secundaria a distancia (CENAPEC). Posteriormente en el 2008 “la Secretaría de Estado de Educación conjunto a otras entidades gubernamentales han pactado un convenio con el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey para impartir el programa Prepanet, a través de los Centros Tecnológicos Comunitarios dirigidos por el Despacho de la Primera Dama. Dicho programa consiste en cursar el bachillerato a través de un programa y sistema curricular totalmente en línea. El público al cual se dirige el proyecto es a aquellas personas de escasos recursos residentes en comunidades alejadas, que por razones de trabajo y familia no pueden acceder a la educación de bachillerato en los centros físicos correspondientes.” Hoy día son varias las universidades que ofrecen programas de maestrías y doctorados a distancia en combinación con otras universidades de otros paises.

Todo lo anterior sugiere que el gobierno no ha estudiado a fondo las tendencias de la educación universitaria ni mucho menos los logros de la educación universitaria a distancia. Dadas las ventajas que esta última ofrece en términos de costos y de funcionalidad no se justifica que se siga entronizando la educación presencial para responder políticamente a las poblaciones carenciadas que no tienen acceso a la educación presencial de la UASD (con sus actuales 170,000 estudiantes). Si bien la prensa no ha logrado recabar información suficiente sobre los avances de las nuevas extensiones, la cantidad de nuevos recintos regionales con los cuales se ha comprometido el gobierno indica que el pais va contracorriente, aferrándose a la educación universitaria presencial cuando lo más conveniente y práctico es la educación a distancia (y preferiblemente en línea).

Las nuevas autoridades de la UASD son las más llamadas a corregir este lamentable entuerto. Pero la agencia gubernamental que tiene la responsabilidad de supervisar el desarrollo de la educación superior, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, acusa un formidable retraso al respecto. Es a ese ministerio a quien le toca persuadir a las universidades para que adopten la educación universitaria a distancia como una valida opción educativa que ofrece múltiples conveniencias. De paso estaría ayudando a satisfacer la creciente demanda por la educación superior y agenciándole simpatías electorales al gobierno de turno. Ser negligente en eso equivale a perpetuar el atraso y el subdesarrollo.

Publicado en Acento

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