¿Es la nuestra una lumpen-democracia?

Juan Temístocles Montás

Desde años atrás, el oportunismo político se ha arraigado y lastra nuestra democracia.

Cambiar de partido político por conveniencia personal, no por convicciones ideológicas, que es lo que se conoce como transfuguismo, se ha convertido en una práctica recurrente, reflejando carencia de integridad de muchos.

El oportunista se engancha a la política para alcanzar beneficios personales a expensas de principios éticos, sin importarle el bienestar de la sociedad, el bien común. Quienes actúan así insultan la inteligencia de los electores y debilitan los cimientos de la democracia, convirtiéndola en un espacio donde se prioriza la ambición individual sobre el bienestar colectivo; tirando por la borda la integridad y la honestidad.

El oportunismo político promueve la lucha política no por causas, sino por intereses materiales y personales. Al final, los oportunistas, que cambian de chaqueta política por dinero o por poder momentáneo, les pasa como al perro de las dos tortas; pues pierden el valor y el respeto en las organizaciones de las que se van; no ganan lo propio en las que entran; y los juzga y recela la sociedad.

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La esencia del oportunismo político es la búsqueda de beneficios inmediatos y el aprovechamiento de circunstancias cambiantes para obtener ventajas personales. El oportunista es un maestro que se adapta rápidamente a las corrientes populares del momento, cambiando de bandera según convenga a sus intereses personales. Si bien esto puede resultar efectivo en el corto plazo, a la larga, termina desacreditando a los políticos, pues socava la confianza en el ejercicio de la política y el sistema democrático.

La erosión de la confianza ciudadana en las instituciones democráticas, principalmente en los partidos políticos, se produce, entre otros factores por el oportunismo. Una señal clara de esta erosión la tenemos en la caída de la satisfacción con la democracia.

El último LATINOBAROMETRO, correspondiente a 2023, da cuenta que solo un 36% de los dominicanos se siente satisfecho con la democracia, lo que indica que el país vive un proceso de deterioro en lo que tiene que ver con este indicador, que en 2015 mostraba que un 54% de los dominicanos decían sentirse satisfechos con la democracia.

El oportunismo también explica por qué los partidos políticos aparecen como la institución peor valorada de la democracia. A la pregunta de si los partidos políticos funcionan bien en la República Dominicana, LATINOBAROMETRO 2023 indica que solo un 25% de los ciudadanos respondieron que sí.

Un Gobierno verdaderamente democrático debería ser el primero en desestimular la práctica del oportunismo político por el daño que, a la larga, le hace al sistema de convivencia democrática. Sin embargo, en República Dominicana no es así. Aquí, el oportunismo político es promovido intensamente por el Gobierno.

Nunca como ahora se había visto en República Dominicana tal nivel de compra indiscriminada de alcaldes, diputados, dirigentes políticos, etc., impulsada deliberadamente por el Gobierno.

Como ejemplo de lo señalado podemos mencionar que el Gobierno se aprovechó del poder y de los recursos económicos que maneja para atraer hacia el partido de Gobierno a 15 alcaldes y 9 diputados del Partido de la Liberación Dominicana. A todo eso hay que agregar una cantidad importante de directores de distritos municipales.

Esa situación que puede ser efectiva a corto plazo, en la medida que le permite al partido de Gobierno obtener más votos, a largo plazo termina socavando la confianza en la política y en el sistema democrático. La desconfianza que esa situación produce en las instituciones democráticas conduce a la dejadez política, la abstención en las elecciones y, en ultimas instancia, pone en peligro la estabilidad del sistema democrático.

Sin lugar a dudas, el oportunismo en la política constituye un peligro para la democracia en la medida que erosiona la confianza de la ciudadanía y produce una seria distorsión en las políticas públicas. Para los partidos democráticos, el abordaje de este tema pasa por reforzar la educación política en los valores democráticos, en la promoción de la ética política y en fortalecer las instituciones democráticas.

La democracia es sinónimo de representación justa de los intereses de la sociedad. El oportunismo político, practicado por políticos lumpen, atenta contra los fundamentos de la democracia. Genera una democracia desclasada, marginal. Una lumpen-democracia.

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