Manuel Núñez comenta la nueva obra de Pelegrín Castillo: “Choques de Potencias en el Gran Caribe”

Choque de potencias en el  Gran Caribe de Pelegrín Castillo

Por Manuel NÚÑEZ

1.         Descripción de la obra

Al leer las páginas de esta obra, tenemos necesariamente que  introducir un principio de clasificación. El libro compendia  conferencias, intervenciones y artículos en los que se muestra de manera variopinta el pensamiento de Pelegrín Castillo.

Tres capítulos se han dedicado al choque de potencias en el gran Caribe, que representan el título de la obra; tres otros capítulos se centran en la frontera dominicana y en el porvenir de nuestra política exterior. Dos capítulos se han destinado al papel desempeñado por Estados Unidos y la seguridad en el  Caribe y el conflicto que mantiene con el gobierno  que está  al mando en Cuba desde hace 63 años. Hay un extenso capítulo que examina los conflictos del mundo actual: las guerras híbridas, la evolución de las sociedades que salieron del socialismo real en 1989 , el advenimiento del socialismo del siglo XXI y los nuevos escenarios geopolíticos. Otro capítulo centra su atención en las ideologías impulsadas por el globalismo.  A saber: la abolición de las fronteras, la ideología de género, la promoción del aborto, la deconstrucción de la nación; la anulación de la familia y la resurrección de las utopías que ensangrentaron el siglo XX.

 Hay, además, un ensayo centrado en el pensamiento de José Martí en la defensa de las Antillas. Una recensión sobre el papel actual de los Bricks, como bloque emergente, constituido por Brasil, China, Sudáfrica e India. Una correspondencia pública al senador demócrata Bob Menéndez. Un capítulo dedicado a reseñar el libro La autodestrucción de la autoría de Manuel Núñez , centrado en el análisis de todas las menudencias y los desafíos de la supervivencia que enfrenta la nación dominicana. Es allí donde el autor, con un gran espíritu de síntesis, trata de hallar los argumentos que justifiquen nuestra continuidad histórica como nación independiente de Haití y los riesgos del proyecto nacional que somos los dominicanos. Finalmente, una conclusión abierta:  un mundo subvertido y revuelto. Todas estas reflexiones  se hallan condensadas en 498  páginas.

Queda por dilucidar cuál es la perspectiva que adopta el autor de esta obra. Se trata de las rivalidades territoriales de los Estados, los conflictos fronterizos, las guerras por los recursos, los conflictos de identidad, generados por el curso de la historia,  las ambiciones de los Estados y de las potencias proyectadas como representación imperial. Se trata, en resumidas cuentas, de la visión geopolítica del político y pensador que es Pelegrín Castillo. Su caso resulta excepcional.  Después de  la salida del escenario  político de Joaquín Balaguer y de  Juan Bosch ningún político en ejercicio se había interesado plenamente en las cuestiones geopolíticas. Bosch permanecía apegado al criterio nacional; Balaguer que había visto el país ocupado de resultas de la deuda exterior, mantuvo durante los veintidós años que le tocó ejercer la primera magistratura del Estado sujeto a las cautelas evitando los trampantojos internacionales. Tan pronto salió del poder en 1996, el Gobierno que le sustituyó puso la soberanía dominicana bajo la jurisdicción de la Corte Interamericana, apéndice de la Organización de Estados Americanos. Inmediatamente fuimos condenados en 1998 por la Corte Interamericana en Costa Rica, por el caso de las niñas Jeanne y Bosico. Posteriormente,  el 24 de octubre del 2012. Nos condenaron nuevamente en la Corte Interamericana reunida en  Honduras por el caso Nadege Dorzema. Un camión oculto cargado de ilegales que se introdujo por la fuerza a las dos de la mañana por la frontera norte, desobedeció a la orden del alto, dada por los guarda fronteras, le dispararon, volcó y murieron siete personas.  Finalmente, la CIDH  nos condenó en México, el 25 de noviembre del 2013,  por el caso Tide Méndez. Un haitiano con el nombre de William Medina Ferreras, que se demostró  que su verdadero nombre era Wilnet Jean, y que acusó al Estado dominicano ante esta Corte Internacional y obtuvo ganancia de causa, a pesar de la falsedad de su testimonio. Ninguno de estos casos fueron ventilados previamente en los tribunales dominicanos. En teoría se supone que los tribunales internacionales deberían actual como subsidiarios de la jurisdicción nacional. Nos trataron peor que a una dictadura. Además, la adhesión a la CIDH no fue refrendada por el Congreso.

 En ningún otro país del continente resulta tan indispensable superar la ceguera geopolítica. Porque ninguno corre el riesgo como el nuestro de volver a un estadio anterior al de su independencia. Las decisiones políticas de un país—decía Napoleón— dependen de su geografía. El porvenir de la República Dominicana se halla afincado en la interpretación historiográfica. Con Haití, tenemos  una frontera intrainsular. De la isla de Santo Domingo, ocupamos actualmente el 66% del territorio total. Por la debilidad de nuestro Estado ,  perdimos más del total del  10% del territorio por la expansión haitiana hacia el este. Nuestra existencia ha dependido siempre de la defensa. Pero esos mecanismos indispensables del Estado dominicano: las Fuerzas Armadas, en primer lugar y la Cancillería, en segundo lugar, no cumplen cabalmente su misión, que es, la preservación de la autodeterminación del pueblo dominicano y la soberanía nacional. Ahorro la multitud de observaciones que hace Pelegrín Castillo  a estas dos columnas fundamentales del Estado dominicano.

Toca ahora poner de resalto cuál es la actitud de Castillo, y el alcance de sus enfoques. En geopolítica hay tres grandes escuelas: la realista, que se apoya en los datos de la realidad. Que no confunde los sentimientos con los resultados del examen de las cosas. trata de imponer el mejor mundo posible. La escuela liberal, que se limita a observar, a nombrar, a rendirse al pragmatismo. Y la escuela idealista, que trata de enfocar las cosas desde la perspectiva del mundo deseable.  La redención llegada de una gobernanza mundial, por ejemplo. A mi parecer, Pelegrín Castillo, se centra en el realismo geopolítico.

2.         Los cincos relatos

El mundo actual quedaría rotundamente arropado por las brumas,  si no se toma en cuenta que cada uno de los actores geopolíticos: Estados, partidos, asociaciones, ONG, cancillerías, organizaciones internacionales, poblaciones, diásporas,  sustenta un relato antagónico. Un relato es una explicación del mundo. Es la forma en que quedan plasmados los sucesos relevantes en las cabezas de los actores.  Esta representación de la realidad se transmite a través de los aparatos ideológicos del Estado : los medios de comunicación, , los intelectuales, la escuela,  la Universidad, el cine, los libros, los profesores, las redes sociales,  etc. Estos relatos son de gran interés porque determinan las actitudes y las decisiones de las personas. Veamos los relatos que están en juego en todo este intríngulis. El autor  argumenta, refuta, combate, dialoga  con adversarios ideológicos políticos e intelectuales  de estirpe variopinta  y trata de hallar salidas a las crisis que enfrentamos.

El primer relato es el que corresponde al porvenir revolucionario del continente y, particularmente, de la República Dominicana.  En todo el siglo XX estuvo vigente el relato de la utopía revolucionaria, según el cual, la lucha de clases debería necesariamente conducirnos a una revolución que traería la guerra civil,  la eliminación física de los burgueses y de todo el que se resista al cumplimiento de la profecía revolucionaria, la destrucción del capitalismo, la abolición de la propiedad individual, la anulación del dinero, la eliminación de la democracia parlamentaria y pluripartidista. Ese relato convirtió el continente en un polvorín. Las guerrillas comenzaron en Colombia, con Camilo Torres; en Brasil, con Mariguela; en Perú, con Tupac Amaru y Sendero Luminoso; en Venezuela, con John Sosa, en Uruguay con Raúl Sendic y los Tupamaros, en Chile, con el Mir;  en Argentina, con los Montoneros; en Nicaragua, con el Frente Sandinista; en el El Salvador, con Farabundo Martí; en Bolivia, con el Che Guevara y aquí no faltaron los guerrilleros, desde  la guerrilla de 14 de Junio llegada de Cuba en 1959 hasta la quijotesca aventura guerrillera del coronel Caamaño en 1973, los Palmeros y  Guillermo  Rubirosa Fermín. Todos estos movimientos revolucionarios solo podían sustentarse con la ayuda de potencias extra continentales: la Unión Soviética, China o con el apoyo de los partidos comunistas de los países socialistas: Cuba, Vietnam, Corea del Norte, Albania, Libia. Véase por más señas, el Informe Kissinger.

  La Guerra Fría comienza con la implantación del Muro de Berlín en 1947 y concluye con la caída del muro  y el derrumbe del socialismo  en 1989. En todo ese período histórico vivimos en un mundo bipolar. Las dos grandes potencias  del mundo se hacían la guerra por interpósitos aliados, en África y en América Central. Francis Fukuyama publicó su ensayo  El Fin de la Historia, anunciando una etapa de dominio unilateral de EE.UU. Tesis que quedó desmentida   por la obra de   Samuel Huntington   El choque de civilizaciones  que nos demostró  el advenimiento de los conflictos nacionales, de  las guerra de civilización. Tenemos memoria de toda la gente que cayó en esos años de Guerra Fría, para implantar una sociedad de partido único, un régimen de  autosubsistencia, sin libertad de asociación ni de reunión. Un mundo de pensamiento dirigido que se contrapone al ideal de las sociedades abiertas y democráticas.

El segundo relato comienza en 1990, cuando Fidel Castro ante el derrumbe del socialismo real , decide fundar con el dirigente comunista Ignacio Lula da Silva, el Foro de Sao Paulo. De esta visión neo izquierdista y bajo la sombrilla de La Habana, nacieron los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, destronados posteriormente por corruptos; las dos décadas de gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela; la dinastía de los Kirchner Fernández, en Argentina; los gobiernos de Evo Morales, en Bolivia; Daniel Ortega, en Nicaragua;  Pepe Mujica, Tabaré Vásquez, en Uruguay;  Lugo, en Paraguay; Rafael Correa, en Ecuador;  Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Gabriel Boric, en Chile; Pedro Castillo, socio ideológico de Sendero Luminoso, en Perú; Andrés Manuel López Obrador, en México.

La evolución de ese modelo ha sido reforzada por el Grupo de Puebla en 2019, que, al igual que el Foro de Sao Paulo, tiene como objetivo hundir al sistema capitalista,  y entre nieblas e imprecisiones ideológicas llevarnos, a chita callando, a un régimen totalitario, considerado como el objetivo ideal. República Dominicana no ha estado ajena a la fascinación y al delirio que suscita la retórica del socialismo imaginario. Son miembros del Foro de Sao Paulo  los grandes partido dominicanos: el  Partido Revolucionario Dominicano, el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido Revolucionario Moderno, La Fuerza del Pueblo, El Partido Comunista del Trabajo y el llamado Frente Amplio. A pesar de sus débiles prácticas, el relato permanece vivo en la clase política dominicana.

El tercer relato corresponde a la ideología del globalismo.  El autor hace un distingo entre la globalización que es el intercambio de bienes, servicios, mercancías, la interconexión de las plataformas de información y la ideología globalista, que se propone arrasarlo todo. Castillo define el globalismo de este modo:

“La creencia de que los mercados y la democracia liberal, las tecnologías y  el multilateralismo borrarían progresivamente las fronteras y las identidades nacionales, diluirían las culturas y las religiones”.

El autor establece la cronología de este relato.

*“Este virus altamente peligroso comenzó a construirse tras el colapso de la Unión Soviética, buscando implantar la utopía de un mundo sin fronteras, que socava, supera o aplasta a las naciones y sus derechos”»

El  relato—subraya Pelegrín— nos propone el multiculturalismo y la nueva identidad global. Entre nosotros, el multiculturalismo supone que le entreguemos la nacionalidad dominicana a inmigrantes que no tienen nuestra cultura ni hablan nuestra lengua ni están enclavados en el destino de nuestra nación ni quieren renunciar a la suya. Es un modo de romper el vínculo entre la nación y el Estado, cuando el Estado decide desnacionalizar sus registros civiles. Nos proponen la fragmentación del país.  Pero entretanto se ha producido:” la batalla por los intereses nacionales que supuso el advenimiento de líderes que combatieron el globalismo como Putin, Bolsonaro, Donald Trump,  reaccionaron contra la integridad demográfica de sus naciones, en defensa de la familia, la educación, los valores del patriotismo, elementos  necesarios en la formación del capital humano”.

El cuarto relato corresponde a la desconstrucción de la sociedad. La ideología globalista que se ha empozado en la agenda 20/30 de las Naciones Unidas y en los delegados de sus agencias que se han insertado en los Ministerios del Estado, y  se han propuesto implantar la ideología de género en la educación, en la administración y entre sus periodistas asalariados.

Observa Castillo que el último embajador del Presidente Barack Hussein Obama en el país se dedicó a promover el homosexualismo en las escuelas dominicanas y todas las variantes de la cultura de los trans sexuales, fomentando la promoción de los grupos LGBTI. En esos momentos, se introdujo la teoría de género en los currícula de la educación nacional, se crearon los comités de género en diversos ministerios y el Canciller Andrés Navarro construyó el primer baño para trans en el Ministerio de Relaciones Exteriores.  Se trata de una agenda enloquecida, delirante donde se propone las relaciones con animales, se institucionaliza la sodomía generalizada entre adultos y menores,se despenaliza la pedofilia; se propone el aborto indiscriminado, desconociendo que la vida comienza en la concepción y que tal despropósito constituye, en puridad, un crimen pre natal. La agenda abortista cuenta con legisladores, periodistas, intelectuales, profesores, ONG y varios lobby, que tachan de despreciables a los que defienden a las víctimas asesinadas en el vientre de sus madres. La ideología de género desvincula el sexo biológico del género al que se pertenece. Cada uno de los que antes conocíamos como hombre y mujer podrían pertenecer, según esto,  a 112 géneros diferentes.  No se nace hombre ni mujer, sino que las  personas elijen lo que quieren.  Pueden ser, siempre,  otra cosa distinta de su sexo biológico. Pueden ser binarios, cambiar de sexo cada hora o cada semana. La ideología de género niega a la mujer, porque sexualmente no existe.  Es una construcción cultural, no biológica y se puede modificar a voluntad,  O sea, que la mujer siempre puede ser hombre. La sustitución de la categoría sexo por la categoría género, lleva a la disolución de la categoría mujer. En Chile, donde la izquierda  defiende a capa y espada  esta ideología, se ha definido la mujer con nuevos tintes. Se las llama “ ser menstruante”. A este paso, si se cree  a pie juntillas en esas paparruchas , nos quedaremos sin abuelas. Las pobres, han dejado de menstruar.

El quinto, y ultimo relato corresponde a la destrucción de la nación,

 Con Haití hemos sustentado los tres tipos de conflictos geopolíticos:

•          El conflicto nacional que empieza con la ocupación de 1822, con la supresión del Estado fundado por Núñez de Cáceres, la supresión de la enseñanza de la lengua, el cierre de toda la educación, la dominación del territorio y continúa con los 12  años de guerra dominico haitiana y concluye  con el reconocimiento del derecho de los dominicanos a un gobierno propio y a un Estado independiente refrendado  en el Tratado de  1874, mediante el cual Haití reconoce el derecho del pueblo dominicano a la autodeterminación.

•          Luego sigue  el conflicto territorial que  es la definición de fronteras  que principia en  1874 y concluye en 1936 con la amputación de un poco más de 5.600 km2, que echa por tierra las fronteras pre estatales del Tratado de Aranjuez de 1777. De este modo,     Haití pasa de 21.087 km2 dimensión de la colonia  de Saint Domingue a 27.750 km2 a expensas de la República Dominicana. La pérdida de territorio  se detiene con la matanza de 1937.

•          Estamos viviendo en la actualidad en el conflicto identitario,  caracterizado  por  una enorme y creciente mudanza del pueblo haitiano al territorio nacional, con la desnacionalización de grandes porciones del territorio, del empleo, de la salud, de la educación, con la suplantación de los dominicanos en el registro civil. Una vez que han desplomado las fronteras interiores, el propósito  de los haitianos  es  la búsqueda de aliados internacionales que derrumben  la soberanía dominicana y permitan la conquista definitiva del territorio. Esa es la ambición geopolítica y el fundamento de un conflicto latente.  La han proclamado sus portavoces en el CARICOM, en la Unión Europea, en los EE. UU y en las ONG prohaitianas. Es un plan en dos fases: darle derechos ciudadanos a esta colonización, y luego modificar la estructura demográfica del Estado dominicano.  Pelegrín Castillo, consciente de la inmensa gravedad del conflicto,  propone una política exterior con dos grandes corolarios.

•          Primero, No hay solución dominicana al colapso de Haití. En otras palabras: Haití no es un problema interno de la República Dominicana;

•          y segundo: hay que internacionalizar la solución, concretar alianzas con los miembros de la Comunidad Internacional e incorporar el liderazgo moral del Estado del Vaticano y  la colaboración del Estado de Israel, nación amiga de la República Dominicana, con miras a un proyecto de reconstrucción de ese Estado a largo plazo. Hace unos años se echó a correr el bulo  en toda la prensa de que los chinos invertirían 30 mil millones de dólares en Haití, sin que se nos explicara qué ganarían los chinos echándole al pozo haitiano esas montañas de dinero. No creamos en hadas madrinas ni en las bromas del progresismo. Se ha demostrado que los problemas no pueden ser enfrentados con el pensamiento mágico.

Finalmente, digamos que el choque de potencias en el gran Caribe se haya completamente establecido en la historia. De esas circunstancias, han surgido las doctrinas diplomáticas que han prevalecido  en el continente. El corolario Roosevelt que prohibió la intervención de potencias extra continentales en el hemisferio americano. Las doctrinas Dragó y Calvo que prohibieron jurídicamente el cobro de deudas compulsivas en el continente tal como acaeció en 1903, cuando los buques alemanes bombardearon  los territorio de Puerto Cabello y La Guaira para cobrarle una deuda al general Cipriano Castro, Presidente de Venezuela, entonces  en guerra civil. Posteriormente, para la convivencia entre los Estados se propuso la doctrina Tobar, para sólo reconocer a los Estados verdaderamente democráticos, no surgidos de cuartelazos,  la cual fue omitida por la doctrina Estrada, que ha permitido a México tener relaciones con todos los regímenes sean o no dictaduras. La cláusula Wilson y la Carta democrática Interamericana de Lima reforzaron este ideario. Así como el Tratado de defensa mutua el llamado Pacto de Río.

 De las guerras de las potencias en el Caribe  resultaron las  posesiones ultramarinas para Francia, que, además de las Antillas caribeñas  tiene una amplía frontera con Brasil, por el territorio de la Guayana; los Países Bajos tiene los territorios insulares Curazao, Aruba y Bonaire, Inglaterra tiene posesiones en Caribe y, además, mantiene tratado de asociación  con sus antiguas colonias.

•          La mayor colisión de las potencias rivales en el Caribe fue, así lo consigna el autor, la crisis de los misiles de octubre de 1962. Las dos grandes potencias rivales en el mundo de entonces ,  la Unión Soviética que contaba con Cuba como aliado colocó misiles en ese territorio y los EE. UU  habían colocado misiles en Turquía. Kruschev se percató de la debilidad de carácter del presidente Kennedy, cuyas vacilaciones hicieron naufragar la expedición de Bahía de Cochinos, e instaló cohete de largo alcance en Cuba. El mundo pudo haber saltado en pedazos en trece días, si Nikita Kruschev se empecinaba en mantener los cohetes en Cuba. Afortunadamente, las grandes potencias cedieron en gracia de la paz mundial. Solo un hombre lamentó el acuerdo de paz,  Fidel Castro, que se lanzó a las calles de La Habana  con millones de cubanos hasta desgañitarse gritando “Nikita Mariquita lo que se da, no se quita”.

Hoy, sesenta años después, tres potencias se han asentado en el continente con extraordinaria presencia de inversiones económicas, acuerdos militares e influencia geopolítica: Irán, Rusia y China. El eje mayor de esta implantación radica en la alianza creada por Cuba, Venezuela, Nicaragua, reforzada por las naciones gobernadas por partidos pertenecientes al Foro de Sao Paulo: Argentina, México,  Chile, Bolivia y Perú .

La posición dominante de China en el continente aplicando la diplomacia de la chequera  y el respaldo a estas dictaduras. La alianza de acero entre los partidarios del socialismo del siglo XXI: Cuba, Venezuela, Nicaragua ha sido reforzada por  los terroristas de Hezbolá, la narcoguerrilla colombiana.

¿ Qué ocurrirá en este convulso mundo en el continente?

Pelegrín ha proclamado que los dos pilares de la democracia en el continente descansan en Colombia, el país que ha resistido con mayor reciedumbre a las guerrillas marxistas durante más de sesenta años, y que, además, ha sido incluido en el continente como miembro de la OTAN; y Brasil, la nación de mayor relieve de América de Sur. Ambas certidumbres son inestables: Colombia podría naufragar en cinco días, en un Gobierno presidido por Gustavo Petro, ex guerrillero de ELN y antiguo asociado de Pablo Escobar y Brasil, muy probablemente, caiga de nuevo en un gobierno presidido por Lula.

Sin embargo, pese a esas malas noticias, tengo el pálpito de que no podrán arrasar e imponerse. Porque el destino de Colombia descansa en la unidad de sus Fuerzas Armadas y lo propio hay que decir de Brasil. El Gobierno de Michele Bachelet no pudo alterar el sistema chileno, porque sus fuerzas armadas no han sido desquiciadas por la ideología disolvente.

 Todas las bases de la unidad geopolítica  en el continente se fundamentan en los tratados de comercio: DR CAFTA, ALCA, y en las alianzas políticas: Pacto de Rio, Cumbre de las Américas, Organización de Estados Americanos (OEA). Para contraponerse a todo eso, Venezuela y Cuba, fraguaron las cumbres del CELAC que incorpora a todos los Estados insulares, Iberoamérica , a las potencias  Europeas con intereses en el Caribe, Francia,  Países Bajos, Inglaterra y excluye expresamente a Estados Unidos. Tal como acaeció en La Habana en la Cumbre CELAC del 2014. Convertidos en punta de lanza,  Brasil, Argentina y Venezuela quebraron sus relaciones con el ALCA y le abrieron las puertas a las inversiones chinas. El ALCA fue derrotado en la Cumbre del 2005.

 Para los chinos la democracia no tiene significación alguna; son un invento del imperialismo occidental. De manera que su políticas se orienta por sus ambiciones de expansión como centro de Eurasia. Según esto, nuestro país podría entrar en la combinación  del emplear el  extraordinario Puerto de Manzanillo, en Montecristi con el el puerto Chancay, en Perú,   que ya está en manos de los chinos. Como parte de esa guerra política en los espacios del Caribe está la decisión dominicana de establecer relaciones con China y de  romper intempestivamente relaciones diplomáticas  con Taiwán, tan solo unos días después de haber recibido una colaboración extraordinaria en el plano militar. EE.UU sabe que está librando una guerra comercial. Una guerra de influencia en su entorno continental. Brasil aupado por ODEBRECHT hizo la guerra comercial, desleal, basada en la corrupción, a las empresas estadounidenses.

. Nosotros, los dominicanos, fuimos el centro de operaciones de todas estas maniobras. De repente, era casi imposible que las empresas estadounidenses ganaran una licitación.

Pelegrín Castillo se pregunta: ¿ Se replegará EE UU? Volverá a la doctrina de Monroe para alejar el posicionamiento de potencias extra continentales en el espacio de América latina? No cabe duda: ha identificado el gran problema geopolítico en el que se hallan empotrados los Estados del Caribe.

 Con esta obra excepcional, ha desarrollado una batalla cultural en defensa del patriotismo, de la autodeterminación, de los valores de la democracia, de la defensa de la vida, de la cultura nacional, de la familia y de la continuidad histórica de nuestro país.  Estamos cercados,  para salvar el país debemos enfrentarlos en la educación, en las iglesias, en los partidos, en las redes sociales, en las asociaciones, en la arena política. Al igual que el General Palafox, Pelegrín Castillo, no sabe rendirse. Enhorabuena.

Quiero concluir con un pensamiento de Albert Camus, que encaja perfectamente en la coyuntura que está viviendo nuestra generación, y con el cual me identifico plenamente:

Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en si misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que se corre el riesgo de que nuestros grandes inquisidores establezcan para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura, y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la Alianza.(Discurso del premio Nobel, 1957)

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