Preocupados por Haití

Benjamín Morales Meléndez

La Organización de Estados Americanos (OEA), las Naciones Unidas (ONU), la Comunidad Caribeña (Caricom), la Casa Blanca y por ahí un catálogo de esos que llamamos la «comunidad internacional», se cantan todos «preocupados» por lo que pasa en Haití, pero ninguno pone la acción en las palabras, mientras la situación en el vecino país empeora y empeora y empeora.

El ataque de las bandas armadas a una cárcel en Puerto Príncipe fue la más reciente desgracia en un escalamiento de la violencia que recién inicia. El golpe de estas gangas buscaba tres cosas fundamentales: enviar un mensaje de su fuerza y de la pobreza de las instituciones de seguridad en Haití, fortalecer su ejército de delincuentes al adquirir miles de combatientes y declararle la guerra a cualquier misión que vaya allí a querer eliminarlas.

Haití necesita una intervención urgente y no meras palabras que expresen la «preocupación». Y, repito, los americanos (me refiero a los que vivimos en América), deberíamos sentir mucha vergüenza de no tener la capacidad de armar una fuerza de intervención multisectorial para detener la violencia en ese país tan cercano. Mientras nos ocupamos de entablar cruzadas por Ucrania y Gaza, que también necesitan de nuestra atención, preferimos obviar los problemas de los haitianos y su incapacidad de definir un sistema social que les permita vivir en paz. Más vergonzoso se torna cuando tenemos una predominancia de gobiernos de izquierda en la región, los cuales hablan de una cultura de paz, de una América integrada, de una comunidad solidaria, pero se hacen los locos a la hora de enviar una misión para resolver los problemas en Haití.

Seguir dilatando la intervención en Haití no tiene sentido. Eso no se va a resolver solo y lo que ocurrirá es que surgirá un baño de sangre cuando todo explote y las distintas facciones vayan a buscar el golpe definitivo. Cada día que pasa los problemas en suelo haitiano se pondrán peor y una intervención la tendrá más difícil. Hoy hay sobre 3,000 delincuentes más en la calle dispuestos a pelear, mientras el mundo se canta «preocupado» por Haití.

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