Que este 2024 nos encuentre unidos

Federico A. Jovine Rijo

Si el calendario fuera un cronómetro, este sería el día en que la cuenta comienza de nuevo. En esa lógica, siempre será válido repetir los mismos deseos de siempre, así sea que para lograrlos hayamos hecho una simple declaratoria de intenciones, que la voracidad de la rutina cotidiana hizo caer en el olvido.

Somos hijos de la esperanza, creemos con fe ciega en la inminencia de un mejor futuro y esperamos con ansias que salga el sol, así el cielo esté oscuro y caiga granizo, porque sabemos que en algún momento saldrá… como siempre sale. Esa creencia en un mejor mañana fue la que nos permitió avanzar como especie; la que nos hizo caminar sobre la llanura infinita persiguiendo un inalcanzable horizonte; la que nos hizo descubrir y ocupar todos los continentes, alturas, depresiones, valles y costas remotas.

Por eso, sin importar qué tan desafiante se presente el nuevo año, igual haremos nuestro mejor esfuerzo en alcanzar las metas que nos propongamos, porque en otras ocasiones también existieron grandes desafíos que nos hicieron dudar de si el año que recién empezaba nos encontraría al final mejor o peor, e igual salimos adelante.

Ahora, la guerra en Ucrania tan sólo ha pasado a un segundo plano –opacada por la carnicería inhumana que Israel hace en Gaza–, pero continúa ahí, latente y cruel, con todos sus potenciales efectos devastadores; el comercio mundial se ve amenazado por disturbios en los estrechos; Medio Oriente es un polvorín a punto de estallar; China aprieta cada vez más sobre Taiwán; India es una amenaza poblacional planetaria; bacterias y virus acechan; el cambio climático y el calentamiento global son realidades innegables que tendrán repercusiones económicas en lo inmediato. En el continente, la inestabilidad política, económica y social amenaza con devorar países y socavar gobiernos; y aquí, en el patio, todo está supeditado hasta que pasen las elecciones.

Dentro de 49 días los partidos medirán fuerza en la municipales, y lo que para el PRM significa una ratificación de su poder, para la FP es la oportunidad de enviar un mensaje de consolidación, y para el PLD una imperativa oportunidad de supervivencia. En todo caso, los tres apostarán al esfuerzo cromático, a pintar el mapa nacional para enviar un mensaje de cara a las presidenciales de mayo – 91 días después–, donde unos apostarán todo a una segunda vuelta, y otros todo a una segunda.

Lo difícil no será ganar, sino gobernar. La reforma fiscal es impostergable; el agujero negro del sector eléctrico amenaza con devorarlo todo, y tarde o temprano habrá que sanear cuentas y cuadrar caja. Gane quien gane, debemos asumir como nación el desafío de una reforma integral y un compromiso de Estado para abordar con firmeza –todos unidos–, los retos colectivos en educación seguridad, tránsito y sostenibilidad hídrica.

Si algún deseo adicional tendríamos que tener, sería ese: que nuestros políticos sean conscientes y estén a la altura de los grandes retos y desafíos que en este 2024 tendremos por delante.

Listín Diario

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